Riazor: la visita más dura del Madrid

El Madrid no ha ganado en Riazor desde 1991. En 1994 cerró la última peña del Real Madrid en aquella ciudad gallega, que alumbró a Amancio, uno de los grandes mitos blancos. El Depor se ha apuntado además en este tiempo el lujo irrepetible de ganarle al Madrid en el Bernabéu la final de Copa, ante el Rey de España y millones de televidentes, el mismísimo día que el Madrid cumplía cien años y esperaba festejarlos justamente con ese título, tan clásico, tan apropiado para la ocasión. El Madrid vuelve hoy a Riazor y esos precedentes pesan. Ningún campo, ni el Camp Nou, resulta tan adverso al Madrid.

Hubo tiempos en que Riazor era un campo grato para el Madrid, y A Coruña una ciudad en la que tenía muchos seguidores, que solía renovar con sus frecuentes asistencias al Teresa Herrera. ¿Por qué el cambio? Puede haber varios motivos. Uno, la Transición, que dio conciencia propia a determinadas zonas del país, y también a sus equipos, que recibieron el apoyo de la correspondiente televisión autonómica con sus transmisiones personalizadas, en algunos casos (en este) en el idioma propio. Más la elevación de nivel del Depor, que le colocó en rivalidad directa con el Madrid. Más fricciones ocasionales.

El caso es que aquel tiempo de un Riazor complaciente con el Madrid ha pasado, como ha pasado la depre del Depor de Lotina, que ha encontrado en la fórmula de tres centrales y dos laterales largos la seguridad que le faltaba. Así que hay partido en Riazor. Hay rivalidad, hay pasión, hay un equipo que huye del descenso y que necesita estos puntos para sentirse bien, y otro que persigue el título y que necesita también esos puntos para sentirse a resguardo del Barça. Ya no es el Superdepor, pero tampoco es el humilde anfitrión que se honraba con la felicidad del Gran Huésped Blanco. Noche de emoción.

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