Amigos, pero no en la cancha
Cuando se enfrentan Castellón y Cádiz se respira aire de confraternidad. Son muchos los jóvenes que desde la Tacita tuvieron que emigrar al levante español para trabajar y subsistir. Cuando nuestro Cádiz juega en Castalia una tercera parte del estadio pertenece a seguidores gaditanos. Eso sí, las peñas celebran un día de convivencia y se intercambian regalos. Tampoco olvidemos los actos de hermanamiento que se celebran por parte de las Asociaciones de la Prensa Deportiva de Castellón y Cádiz, donde Pepe Chivas y Fernando Perea, respectivos presidentes, consiguieron hermanar a los citados colectivos. Sin embargo, esos vínculos amistosos no sirven para nada cuando los trasladamos a los terrenos de juego.
Que nadie olvide que tras muchos años en el ostracismo de la Segunda B uno y otro conjunto, dos históricos que no merecieron semejante calvario, se vuelven a enfrentar en la Categoría de Plata. Y ahí se acabaron los amiguismos. El conjunto albinegro dejó apeado al Cádiz de la Copa la pasada temporada y le ganó 2-0 en la Liga, lo que sirvió para avisar a Oli que sería destituido. En la presente campaña el Submarino Amarillo, con García Remón en el banquillo, regresó de Castalia con dos goles y una lamentable imagen. El domingo toca la vuelta. Nuestro Cádiz está en la obligación de ganar y Natalio en demostrar que es uno de los mejores futbolistas en su puesto de la categoría, precisamente ante su ex equipo. Será un buen partido.