Los que a principio de los noventa vivimos enfrentamientos entre la Real Sociedad y nuestro Cádiz en la élite, recordamos con añoranza el escenario guipuzcoano, que pasó a la historia como un estadio de auténtico sabor futbolístico. Naturalmente me estoy refiriendo al viejo Atocha, un vetusto estadio donde para retransmitir había que subir unos viejísimos escalones de madera. Atocha era un escenario donde se vivía el fútbol en su máxima expresión, recordando a los estadios ingleses. Aún recuerdo el último encuentro que nuestro Cádiz jugó en aquel estadio, temporada 92/93 y perdimos por 3-0. Aquel partido alineó el Cádiz a Várvodick, Carmelo, Oliva, Kiko, Arteaga y Barla entre otros. Era noviembre y se jugó con una tarde desapacible. Como recuerdo, en el terreno de juego, aún guardo una fotografía con Francisco Mera, que en el Cádiz lo fue todo: médico, A.T.S., hombre de confianza de Irigoyen y siempre dispuesto a todo. Por cierto, al bueno de Mera aún no le homenajeó nadie, y me parece injusto.

Pero el inexorable transcurrir del tiempo nos trasladará el domingo hasta Anoeta, estadio moderno donde los haya (tiene la categoría de cinco estrellas) y con un aforo que en la actualidad no logra llenar el equipo de Donostia, ahora comandado por Coleman. Ante un conjunto en horas bajas, y con la juventud por bandera, los de Calderón buscarán su segunda victoria consecutiva en Liga. De lograrla, veremos con otro color el futuro de los nuestros.