Un año solamente para valientes a este lado del río

Que se ahoguen los cobardes: el primer partido en La Castellana, allá donde dentro de un tiempo habrá rascacielos semejantes a los que han desviado el tráfico aéreo de Madrid un poco más al norte, ensuciando el tráfico al pie de los hospitales. Bueno para el Aleti empezar frente al blanco con medio mes más de entrenamientos y habiendo competido oficialmente. Bueno si el equipo es bueno, claro; si somos una banda, un grupo de oficiantes del aburrimiento, una cuadrilla de tristes, una patulea de perdedores, un autobús pinchado, un sopor, un peñazo, una burla, un sí es no es, un blanquirrojo en lugar de rojiblanco, si somos así es que, otra vez, no somos. Y si no somos, este año será tremendo. Hasta los dueños de la sociedad, si no somos, habrán de plantearse en serio que caducó lo suyo, que rebasado el máximo umbral del fracaso es el Atlético de Madrid mucho más importante que el capital y que el capital se puede recuperar de un golpe pero el esplendor del club, amor de muchas gentes, historia viva, costará bastante más de lo que tarda una transferencia en cambiar de cuentas. Para que el hastío no se prolongue, las cosas se han hecho con un criterio que admite defensa. Los fichajes están bien, aunque esperamos al Cléber de la primera parte del año, brillante, y no al de la segunda. Se habla de Riquelme, el único centrocampista al que no sería una estupidez fichar y eso si sale alguno de los que hay. Se habla de Quaresma o Simao; por algo más se podría intentar un jugador eterno, Dani Alves, que hace los mismos goles y ocupa toda la banda.

No ignoro que las circunstancias del mercado han cambiado y pueden frustrar cualquier operación desde que Don José firmó en Concha Espina. Don José, que no se le puede llamar Pepe a un tipo que es capaz de llevar hasta el colmo lo de confundir valor y precio. Buen zaguero, por otro lado. No mejor que Márquez si el mexicano está en su línea, justamente el jugador que más necesita el Aleti: un central con caudillaje que saque el balón con arte y perfectamente complementario con cualquiera de los otros tres: el rápido, el grande y el zurdo. Estaría bien la cesión de Zé Castro si eso se lograra, pues el portugués está cargado de futuro y tiene que jugar. Aguirre (es bueno que siga, por fin dos años para un técnico) se beneficiaría también de una prolongación de su liderazgo en el terreno dada la relación que tiene con su compatriota. Todo para hacer un campeón. Un equipo campeón. Lo que se ha sido a este lado del río toda la vida: un equipo y campeón.

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