Cadismo a mil kilómetros

Escribo esta columna desde Roda de Bará, a 1.100 kilómetros de nuestra querida Tacita y a sólo 50 metros de la mansión donde reside Luis del Olmo, maestro de maestros. En esta zona del sur de Cataluña se respira Cádiz y se reconocen las simpatías que despierta nuestro equipo. Frente al Arco de Bará, en uno de los muchos balcones, una camiseta del Cádiz de algún chaval al que enamoró el amarillo y azul tan nuestro. Y no me extraña. Claros ejemplos los tenemos en Bernardo, centrocampista que defendiese la camiseta del Cádiz en la década de los noventa. Sólo tiene elogios hacia un equipo que nunca olvida. Quique Carcel continúa en activo y no le he visto perderse un partido de los nuestros cuando se visita Barcelona o alrededores. Por cierto, ya piensa ver a su Cádiz cuando, en vísperas de Nochebuena, los de García Remón rindan visita al Nàstic.

Mención especial para Álex García. Procedente del Barça B, llegó al Cádiz con la ilusión de quien quiere triunfar en el fútbol tras conseguir la internacionalidad con la Sub-17. Procopio, Bermell o José Antonio Mateos se ganaron la amistad de un futbolista que en la actualidad triunfa como entrenador del Barça juvenil, con el que ha logrado varios títulos. Y me quedo con una frase de Álex García que me caló hondo: "Aunque estoy muy a gusto en el Barça, mi ilusión no es otra que entrenar algún día a mi Cádiz de mi alma". Lo dicho, puro cadismo a 1.000 kilómetros de mi Tacita de Plata.