Que Muñoz no se equivoque

El Cádiz es un caramelo. A Muñoz le quedan horas para quedarse únicamente con el seis por ciento de las acciones de una entidad que pasará a manos foráneas. Este pequeño porcentaje servirá al empresario para que nunca, si no cambia la ley, salga el club de nuestra milenaria Tacita. Me da que Baldasano tendrá plenos poderes sobre el conjunto gaditano en cuestión de horas. Bueno, a ser sincero, Baldasano o cualquiera de sus socios, que lo mismo da. Persisto en la incógnita de si quien aspirara a ser presidente del club más universal de este país, el Real Madrid, será o no cabeza visible del nuevo proyecto. En todo caso, salvo mayúscula sorpresa, y aunque lo continúe negando por activa y por pasiva, me arriesgo a equivocarme poco pensando que está tras la operación. En cualquier caso, confío en que Muñoz no se equivoque. El inexorable transcurrir del tiempo le puede pasar factura si en esta ocasión, tras lo vivido con el grupo ADA tiempos atrás, la historia vuelve a repetirse.

Como gaditano, estoy muy preocupado por el actual presidente. Un segundo tropiezo podría acabar con su credibilidad. En la capital gaditana se olvidan pronto las buenas acciones. Aquí somos muy frágiles de memoria, y además en esta capital de provincia, no existe el gris. Se pasa del blanco al negro en segundos, y con criterios que no se pueden calificar de justos en la mayoría de las ocasiones. Se dice que la virtud está en el término medio, algo muy difícil de entender en esta bendita ciudad.