O sea: un futbolero con buen gusto

Pedro Luis Ferrer ha conseguido que Agapito Iglesias rompa su discreto silencio y dé a conocer sus planes y su forma de pensar respecto al Zaragoza. En buena hora. La entrevista destila sensatez y sinceridad. Y confirma las buenas impresiones que hasta ahora se iban desprendiendo de la marcha del Zaragoza. Agapito Iglesias es zaragocista, lo que viene a equivaler a significar que es un futbolero con buen gusto. Por eso acudió a las esencias del club blanquillo para montar el proyecto: Víctor Fernández (su pieza clave, revela), Pardeza y Herrera. Y así las cosas tenían que salirle necesariamente bien.

Por eso la gente está contenta. Por eso se han digerido bien los aumentos del 37 % en los abonos, porque por el buen producto todos estamos dispuestos a pagar. Y el Zaragoza de hoy es un buen equipo, un precioso equipo, que remite a esos referentes de fútbol bello que fueron los Magníficos, los Zaraguayos, o aquel de Beenhakker con Señor, Barbas, Valdano y Amarilla, o el de la Recopa, ya con Víctor Fernández. Respeto al fútbol, respeto a la ciudad, respeto a la historia del club, respeto al buen gusto del aficionado blanquillo. Esa era la hoja de ruta del nuevo propietario. No hacía ni falta que lo explicara.

Y reclama humildad. Él mismo da muestras. No quiso la presidencia, quizá porque no se ve lo suficientemente dotado para el escenario, y cede el puesto a un hombre relevante pero a la vez sencillo, Bandrés, que incorpora, igual que el propietario, ese zaragocismo de siempre, renacido una vez más. La deuda está ahí y todos sabemos que el verdadero milagro del fútbol es equilibrar un presupuesto. El Zaragoza no es de los clubes que más tengan que agradecer a sus instituciones. Pero quién sabe. Haciendo las cosas bien, todo puede llegar. Y mientras tanto, el club está en las mejores manos.

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