Sobre el fútbol del tiqui-taca y el otro

Suele decir Gatti que el Real Madrid es la bandera del fútbol, y así es en términos históricos, pero hoy esa bandera el que la lleva es el Barça, con su fútbol del tiqui-taca, que evidentemente no es cosa del pasado. Es cosa de anteayer (la exhibición ante el América fue tremenda), de hoy (el Internacional estará temblando) y espero que de mañana, sea a través del Barça o de cualquier otro. Sé que a los muchos madridistas que compran este periódico no les hará feliz esta reflexión, pero el fútbol que este Barça despliega sobre el campo un día sí y otro también es el fútbol más deseable de todos.

Cómo será que ya le preocupa a su propio entrenador, Rijkaard, que se queja del excesivo lucimiento de los suyos ante el América, de su falta de cautelas. Bueno, ganaron 4-0, ¿no? Eso demuestra que por esta vía también se obtienen resultados, buenos resultados, los mejores para ser precisos, dado que este Barça es campeón de Liga, de Europa, y supongo que en pocas horas del mundo. Es un fútbol que la mayoría de los entrenadores temen, y eso es una demoledora evidencia. Pero de cuando en cuando en un equipo se reúne tanto talento que resulta incontrolable. Y gana, aunque descuide la pizarra.

Hay otro fútbol, menos generoso, que es el que prefieren los entrenadores. No sólo Capello. Casi todos. Aguirre nos confesaba el otro día que cualquier entrenador se siente feliz ganando 1-0, pero que se siente raro, casi avergonzado, si gana 5-4. Pero hoy que juegan Espanyol y Madrid, los dos enemigos naturales del Barça, estaremos pendientes de los inventos de Iván de la Peña y de Guti, de los desmarques de Tamudo y Ronaldo... No capturará nuestra imaginación el orden táctico. Y en el fondo, desearemos que gane aquel cuyo fútbol más se acerque a ese modelo que brilla tanto en Japón.

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