Un Balón de Oro para el otro fútbol

"...y la más bella sonríe al más fiero de los vencedores". Fabio Cannavaro, el duro de ojos azules, recibió el Balón de Oro de manos de Mónica Bellucchi, una de esas bellezas casi irreales que de cuando en cuando Italia envía al mundo. Balón de Oro. Mejor futbolista del año, según France Football, que instauró este premio hace ya cincuenta años y que lo ha dotado de enorme prestigio gracias a lo acertadísimo de sus elecciones. Pero esta vez nos hallamos ante un premio particularmente discutido por una razón: porque premia otro fútbol, el fútbol brusco, de esfuerzo, quite, despeje y vuelta atrás.

Cannavaro hizo un gran Mundial. Para mí fue el mejor de un campeonato en el que casi todas las estrellas dimitieron. Allí lució sobre todos, por su velocidad, su anticipación, su solidaridad, su salto, su infalibilidad. Fue el mejor durante ese mes. Pero ser el mejor de un mes, ¿es ser el mejor del año? Ser el mejor en ese mes, ¿compensa su mal arranque en el Madrid, compensa la forma en que quedó en evidencia ante Carew? Para muchos, no se ha escogido la mejor ocasión para premiar a un defensa. Y menos si se recuerda que Baresi se ha retirado, y Maldini va hacerlo pronto, sin conseguirlo.

Es difícil, desde luego, defender que hoy Cannavaro es mejor futbolista que Ronaldinho, que Etoo, que Henry, que Rooney, que Kaká, que Lampard, que... y así siguiendo. Pero fue el mejor durante ese mes crítico que se vive sólo una vez cada cuatro años, un mes en el que nada se perdona, y en el que nada hubo que perdonarle. Por eso y por representar ese otro fútbol le han dado un Balón de Oro y le ha sonreído la más bella. Un premio que debe estimularle a recuperar su mejor forma, a fin de estar a la altura de ese elogio. Y que justifica la sonrisa de Calderón, que obtiene así un respaldo para su flamante proyecto.

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