Apartar a Rafa Guerrero ya corre prisa

¿Qué hacemos con Rafa Guerrero? Esa era ayer la pregunta en las grandes cancillerías del arbitraje español. Los defensores se agarraban a un clavo ardiendo. Al fin y al cabo, hay manotazo de Motta, decían. Al fin y al cabo, se han cursado instrucciones severas últimamente para perseguir los codazos, los golpes con el brazo en la cara. Al fin y al cabo, según eso, Rafa Guerrero no habría hecho sino pecar por un exceso de celo, por su deseo de aportar... Al fin y al cabo, al fin y al cabo... Otros piensan que lo inevitable es inevitable. Que Rafa Guerrero es un entrometido insufrible, con ansias de protagonismo.

Mientras Iturralde rumia con las orejas gachas porque se le encharcó un partido que llevaba bien (y que se le estropeó a partir del suceso, que descentró a todos) alguien está rodando una película de título infamante para el arbitraje: "Rafa, no me jodas". Es también el título de una web. Es el rastro que va dejando en la vida este linier del que ya han huido Mejuto y Rodríguez Santiago, y con el que ahora carga Iturralde. El primer linier famoso en la historia de España. Tan famoso como para haber rodado el anuncio de un potente 4x4 con el que nos ofendieron las Navidades pasadas a los aficionados al fútbol.

¿Cómo llegar a famoso siendo linier? Pues haciendo extravagancias. Viendo lo que no hay, exagerando lo que casi ves, leyendo entre líneas lo que no está escrito. ¿Motta agrede o aparta? ¿No hubiera escogido el codo o el puño cerrado para agredir? ¿De verdad alguien normalmente constituido cree que se debe expulsar por eso? ¿Lo cree Guerrero o aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para liarla? Y ojo: pocos, pero le van saliendo imitadores: Fermín el del banderín, o el óptico del increíble penalti en Almería. Rafa Guerrero sobra desde hace diez años. Pero ahora ya corre prisa apartarlo, porque hay contagio.

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