Una mezcla de suerte y talento

Muchas veces hemos hablado sobre la suerte, las carreras, sus derivaciones. Ese empujón tan necesario como lo es hacer bien las cosas. Ayer Schumacher tuvo las dos cosas. Tuvo la suerte de su lado y Alonso, todo en contra. Los dos pusieron todo su talento en pista, pero se lució el alemán. Lo primero que le sonrió fue el clima. Lo mejor que podía pasarle era que lloviese antes de la carrera y luego parase. Sucedió eso. Con piso seco o muy mojado, ganaba Renault. Más tarde, Michael se encontró con los problemas en el coche de Alonso. Eso le llevó a capturar la segunda plaza y más tarde, Fisichella se va largo y la carrera quedó en sus manos. Pero eso no le quita un ápice del mérito de la victoria. Con su impecable carrera, dejó en ridículo a los demás usuarios de Bridgestone.

Con respecto al campeonato, a pesar de que las cosas parecen complicarse para el piloto español, tengo una corazonada. Un pálpito que, sin embargo, puedo basar en un hecho comprobable. Fernando Alonso sigue con tantas posibilidades como antes y creo que será campeón del mundo. A pesar del mal día en China, el Renault y sus neumáticos van realmente bien. Muy bien. Eso sí, cada carrera que pasa hay que ser más conscientes de que tiene que luchar contra más elementos. Probablemente sea el piloto que tiene más rivales en pista. No hay ayudas en Renault cuando de defender al líder se trata. Paradójico. Justo en un circuito en el que hace un año, acosados por McLaren Mercedes, sus directivos decían que el campeonato de constructores no interesaba. Este año parece que sí.