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Un colegiado para meter en la nevera

Tuve la ocasión de presenciar en directo el partido de Copa entre el Lorca y el Valladolid, y menos mal, porque si me cuentan lo que allí ocurrió, seguramente pensaría que se estaban quedando conmigo o de pataleta. Pero sí, es cierto, hacía tiempo que no veía un arbitraje tan deficiente como el que hizo Mateu Lahoz, el cual provocó el enfado de unos aficionados que al margen de algunos improperios, supieron comportarse. Y eso que era el Valladolid el que jugaba, aquel equipo bajo sospecha por los cuatro penaltis que hizo ante el Levante la temporada pasada en Valencia...

Independientemente de que desconozco lo que Iker Begoña le dijo al colegiado, que mostró más energía para armar el brazo con la cartulina que a la hora de seguir las jugadas de cerca, lo cual provocó la expulsión por hablar con dos amarillas en apenas diez segundos, desde el principio ya se vio que lo de Mateu Lahoz no era normal. Sin utilizar el mismo rasero, ni de lejos con las tarjetas, lo del penalti a Isaac es de cajón, cristalino como el agua. Dio la sensación de que los dos jugadores del Valladolid que le entraron abajo y lo derribaron, sabían que no señalaría nada. De nevera.