Capello lo atribuye a la condición física

El primer tiempo fue una película de terror. Entre el tranco lento, casi insufrible, de Emerson, y el papelón de Cannavaro, increíblemente torpe y descentrado, el blindadísimo Madrid de Capello fue un coladero tremendo. Es difícil explicarse que el partido llegara al descanso con sólo dos goles en contra. Una de las causas fue, por supuesto, Casillas, que evitó al menos tres goles claros, aunque en algunas jugadas se le escapó el nerviosismo. Pero el Madrid fue un grupo desmadejado, al que las sacudidas del Olympique desbarataban completamente. Y con el balón, para qué contarles: nada.

Y lo grave de esa primera parte fue que los dos hombres de más confianza de Capello fueron los peores. (Lo fueron todo el partido). Emerson se nos confirma cada día como un jugador lento, fallón y descomprometido. Cannavaro, bien hasta ahora, fue anoche una cosa terrible. Culpable directo de los dos goles, acumuló otros errores y casi no intervino sin hacer falta. En fin, que la base del sistema Capello, ese montaje para evitar que al Madrid le hagan ocasiones de gol, falló el primer día importante y falló en los dos jugadores que más comprometen a Capello. Un duro golpe a su crédito.

El segundo tiempo fue, en cierto modo, equívoco. Fueron saliendo sucesivamente jugones y el Madrid mejoró bastante, hasta dar una cara digna. Pero ¿hasta qué punto influyó que el Olympique aflojara, seguro de los tres puntos? Puede ser mitad y mitad. En todo caso, es innegable la impresión de que el Madrid se manejó mejor con el balón y con los jugones que sin ellos. Pero las palabras de Capello no animan a pensar en que cambie de idea. Para él, todo es cosa del momento físico, que el OL ha alcanzado y el Madrid aún no. En fin, eso es lo que hay. Y en medio de todo, Raúl como problema extra.

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