Luis no debería ser la mosca en la sopa

¿Cuándo debe cesar un entrenador? ¿Cuando los resultados son malos? No exactamente. Un entrenador debe cesar cuando se le va el equipo de las manos. ¿Y eso qué es? Pues eso es que ha perdido el liderazgo, que su mensaje ya no llega, que no une a los jugadores, que varios o muchos de ellos no le consideran, que ya no puede motivar. El entrenador no puede marcar ni evitar los goles, se suele decir, y es verdad. Su obligación es otra: conseguir que el grupo tenga buena actitud, que juegue con concentración, que haya intensidad, unidad de propósito. En definitiva: conseguir que haya un equipo.

Y eso se nos ha derrumbado de golpe. Luis volvió gastado del Mundial, y no sólo por la caída prematura: también por la mala gestión de los casos Raúl y Cañizares. Ahora las cosas han ido a peor, porque se le ve desfondado. España gustó en el Mundial, sí, pero él ha renunciado explícitamente al estilo al reintroducir en el equipo a Albelda en los tres partidos hasta ahora, ninguno de los cuales, por cierto, era a priori para tomar excesivas precauciones. Y ha aceptado mansamente la tomadura de pelo del Barça con el caso Puyol-Xavi. No es el mismo que partió hacia Alemania con más moral que el Alcoyano.

Y el grupo se cae. En Belfast, España fue una pandilla despistada que no supo sobreponerse a la incómoda situación que le creó el éxito de sus colegas de baloncesto. Faltos de referente, vueltos al pasado en la composición del equipo (de nuevo muy parecido al de la Eurocopa) el equipo se cae. ¿Podrá Luis recomponer la situación? Eso es lo que debe examinar en conciencia. Y sin hacerse trampa. Y si llega a la conclusión de que no (a la que ya han llegado otros por él) mejor haría en dejarlo, aun a costa de una renuncia económica. Lo que nunca debería ser es la mosca en la sopa. Su trayectoria no lo merece.

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