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Siempre hay que ayudar a la suerte

Siempre hay que ayudar a la suerte. Y ayer, Fernando Alonso la tuvo de su lado cuando el coche de seguridad salió a la pista y se produjo una situación inesperada en el GP de Turquía. Allí estuvo el español para aprovecharla. Y bien cerca de quien le precedía tuvo que estar para poder sacar algún provecho. Lo mismo sucedió cuando, en 2005, Montoya cometió algunos errores que le retrasaron . La posición expectante de Alonso le dio esos puntos necesarios para quitarle poco a poco las ganas a Raikkonen de seguir luchando por un Mundial que se ponía cada vez mas lejos de sus manos, a pesar de que el finlandés contaba con el coche más veloz del lote. Y al final perdió un campeonato que muchos daban en su poder allá por mitad de la temporada. Lo ganó Alonso. Muchos apuntaron a la suerte.

Con menor diferencia de puntos y con un coche que parece más efectivo (si sumamos velocidad y fiabilidad en el mismo conjunto) que el McLaren del año pasado, están este año Michael Schumacher y su Ferrari. El alemán está recibiendo la misma medicina que Raikkonen en 2005. En Estambul las cosas siguieron su curso, justo cuando el liderato de Alonso estaba por pasar a ser menor de una decena de puntos con respecto al alemán. Ayer hubo una cosa clara. Ni Massa ni Alonso cometieron errores, y fueron los que sacaron el máximo partido de lo que tenían. Llegaron primero y segundo. La mala suerte con el coche de seguridad que tuvo Michael le puso de los nervios. Ya estaba tocado antes de Turquía y ha salido de allí con la moral aún más debilitada.