El proyecto se verá ante el Atlético
El Getafe está probablemente ante su año más difícil en Primera. Atrás queda su condición de cenicienta de la primera temporada y de equipo revelación de la segunda. No. Esta campaña las cosas son diferentes. Ya no hay vitola posible. El club azulón no sorprende a nadie y los rivales saben bien que se trata de un conjunto perfectamente armado para competir en la Liga. Ahí pueden estar los problemas, porque un dicho muy común en el mundo del deporte dice que lo difícil no es llegar a la élite, sino mantenerse en ella. Pero el cuadro que dirige Bernd Schuster va a luchar por alcanzar esa meta. Un reto bonito, considerable, ya que si se supera se podrá decir que el Getafe está asentado en la categoría, algo con lo que sueña Ángel Torres.
Para salir airoso de esta dura criba, el club madrileño ha vuelto a arriesgar. Las arcas se han llenado con la venta de Riki o Diego Rivas y los fichajes que han llegado son una mezcla de clase experimentada (Abbondanzieri, Casquero, Cortés) con juventud aún por explotar (Licht, Albín, Del Moral). Son métodos de manejar la entidad que siempre le han ido bien a Torres, eso es incuestionable, así que no hay motivos para dudar. Schuster, como ya hiciera Quique, también ha dejado claro que sabe encajar sus piezas. El alemán, de hecho, ya ha empezado a ensamblar su equipo. Ha sido en una gira exitosa pero poco clarificante por Alemania. El nuevo Getafe, el verdadero proyecto, se medirá el próximo sábado en el Coliséum en la presentación ante el Atlético.