El ciclismo será sin doping o no será

La noticia del doping de Landis puede parecer desoladora, pero para mí no lo es. Es fea, pero es un paso más hacia un futuro mejor para el ciclismo: un futuro sin doping que tiene que llegar. Porque el ciclismo será sin doping o no será, y de eso tienen que convencerse sus protagonistas. El bueno del patrón de Phonak está harto de echar ciclistas dopados y de que le digan que los demás van limpios, así que no me extrañaría que cualquier día plegara. Como han plegado recientemente tantos patrocinadores, los últimos Liberty Seguros,Würth y, ayer, el Comunitat Valenciana, también sorprendidos en su buena fe.

Las marcas no quieren asociarse con el ciclismo químico. Aspiran a un ciclismo de agua clara. En Francia lo van consiguiendo, quizá por eso no ganan nada, pero acabarán ganando. La lucha avanza en todos los países y los últimos datos recogidos en España (la confesión de Manzano, la nueva ley, la Operación Puerto) nos alinean en el lado bueno, que es el lado sensato. Pero queda una nubecilla de médicos (cada vez más cercados) y de directores de equipo (que se agruparon en el UCI Pro-Tour con la lucha antidoping como una de sus banderas, ¡qué sarcasmo!) que no se dejan convencer.

Claro que la desilusión existe al sentirnos engañados otra vez, al saber que la genial cabalgada de Landis hasta Morzine fue una trampa continuada. Pero el lado bueno es que es uno más (otro de los de la cuerda de Armstrong, como Hamilton) que ha sido pillado. Como Ulrich, como Basso, como Mancebo... Como Saiz, como Eufemiano. ¿Habrá más? Habrá más. Pero irán apareciendo, espero que a tiempo para el ciclismo se salve. Porque lo que salvará al ciclismo no será el silencio cómplice en el que hasta ahora se ha escondido, sino la claridad. La verdad, aunque duela, como nos duele esta.

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