Selecciones menores y selección mayor

La selección Sub-19 ha alcanzado la final de la Eurocopa de la categoría. Salvo baches esporádicos, es una constante que nuestras selecciones menores alcancen con facilidad altas cotas en los campeonatos europeos y aun mundiales. Cotas que les están vedadas cuando son mayores. Los mismos Casillas y Torres a los que hemos visto regresar con las orejas gachas de este último Mundial (como a tantos otros de mundiales anteriores) obtuvieron maravillosos triunfos internacionales en sus edades más tempranas. Y junto a ellos, otros, que se han ido perdiendo en la amalgama del mercado. Y ahí está el problema.

Escribí en su día, en vísperas del Mundial, que Villa había salido adelante en su día en el Sporting gracias a que un brasileño al que le metieron por delante era suficientemente malo. Un Don Nadie que luego vagó por Europa y hoy es suplente del Ponte Preta, si no recuerdo mal. Si llega a ser un poco menos malo, Villa se hubiera quedado en el camino. Si Bizzarri hubiera sido un poco menos malo, quizá Casillas se hubiera quedado en el camino. Ellos dos se salvaron, el Niño Torres también. Pero muchos otros se han ido encontrando obstáculos en forma de medianías traídas de fuera para circular comisiones.

Ese es el peligro que amenaza desde hoy a esos chicos que ayer ganaron por cinco a cero a Austria, y que el sábado jugarán la final. El mercado corrompido en el que el porcentaje de traer y llevar mueve más voluntades que la lógica futbolística. El de la cantera no produce dinero del que puedan sisar varios. El que se trae de fuera, sí. Y es curioso: las oportunidades que aquí les negamos se las dan fuera. Cesc se hizo futbolista en el Arsenal. En esta Sub-19 están Piqué, del Manchester, y Barragán, pasado por el Liverpool y repescado por el Depor. Tiene narices que aquí no veamos lo que ven desde tan lejos.

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