¿Qué es eso de negociar con la plaza?

La Liga y la Federación han puesto fin a un larguísimo periodo de desencuentro y han firmado nuevo convenio, que regirá por cuatro años. Una paz que viene a recoger lo más razonable de las pretensiones de ambas partes a lo largo de estos años de disputa, con un grado razonable de cesiones por una y otra parte, salvo algo en lo que luego me detendré. Trae la novedad de aproximarnos a la definitiva profesionalización de los árbitros (que espero que sea bueno) y una cierta desprotección a los entrenadores cesados, a los que desde ahora les va a ser muy difícil cobrar. Pero también trae algo muy discutible.

Desde ahora los clubes que lo deseen podrán vender su plaza en categoría superior y reemprender su vida en Segunda B o Tercera. Una fórmula muy del deporte profesional americano, que no me hace la menor gracia. Ya sé que allí funciona bien, pero aquel es otro mundo. Ni mejor ni peor, pero otro, y la idea de que todo lo americano merece ser imitado me parece un poquito temeraria, además de bastante paleta. Hay que saber dónde se vive. Que yo conozca, en Estados Unidos no se han dado los casos de aficiones que se echaran a la calle, como aquí hicieron las del Celta y el Sevilla no hace tanto.

Se justifica la medida como una forma de ganar capacidad de endeudamiento en caso de apuro. Esta disposición crea la oportunidad de pignorar la plaza y sacar un crédito con el que salvar un apuro. Pero dada la capacidad de nuestro fútbol de endeudarse insensatamente y sin límite, eso no es tranquilizador. Y en todo caso se abre el camino a que un piterman de la vida venda laplaza de un club (de una ciudad) a otro piterman de la vida. Y vulnera la vieja y venerable escala de méritos deportivos sobre la que está basado este sistema de competiciones. Me parece una frivolidad que no traerá nada bueno.

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