Pescando en el caladero de la Juventus

Ahí están los nombres: Cannavaro, Zambrotta y Emerson. Son los tres jugadores que Capello querría traer de la Juve, y que muy posiblemente vendrán al Madrid. Comprados, cedidos, subcontratados, enviados, mediopensionistas... Pero vendrán. Capello los quiere y sabe exigir. Y además son peticiones puestas en razón, porque aportan justo lo que le falta al Madrid. Y además Calderón y Mijatovic se han propuesto darle a Capello lo que este les pida. Y, por si fuera poco, esos jugadores, como algunos otros, se van a quedar agarrados a ese salvavidas cuando se hunda ese Titanic llamado Juventus.

Hay algo de ejercicio de necrofagia en ese apropiamiento de las víctimas del estrepitoso naufragio del calcio, pero así es el mundo de la alta competición. La Juve abusa de sus influencias en Italia desde tiempo inmemorial. Eso le ha ido creando un creciente sentido de la impunidad y ha abierto el camino al desastre. El desastre ha consistido en que un oportunista, Moggi, ha ido saltando de revisor de tren a manejador de voluntades en todo el calcio, sin más base que su propia audacia y ese encogimiento general ante las cosas de la Juve (de la Fiat) que siempre ha acusado Italia. Pero se pasó, y ahora lo paga.

Son jugadores buenos para el Madrid. El tipo de jugadores que Capello siempre ha buscado cuando ha ido a un equipo. Cemento para la parte de atrás, cemento para el medio campo. ¿Y arriba? Arriba el Madrid está bien, pero se sabe que Capello quiere a Van Nistelrooy junto a Ronaldo. ¿Y en la creación? Ahí es donde vamos a medirle. Se sabe que tiene verdadero interés en Cesc, buena elección. No tanto en Kaká, que le gusta, pero al que no ve como objeto de la gran inversión del club. Kaká fue la gran oferta electoral. Kaká es demasiado caro para los planes de Capello. Ahí tenemos un tema delicado.

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