Calderón tiene que renovar su crédito

Bueno, pues el Madrid tiene presidente. La Junta Electoral fue la última en enterarse, pero no es de extrañar. Eso es algo acorde con su grado de perspicacia. La Junta Electoral ha sido, y siento decirlo, el último esperpento excretado por el florentinato. A su cargo quedaron unas elecciones poco ejemplares. De hecho, estoy obligado a pedirles disculpas a ustedes porque en el periódico de ayer nos dejamos arrastrar por una falsedad. Las elecciones tuvieron una participación más que apreciable. Desde el club hubo un sucio interés durante todo el día por decir que no estaba siendo así. Nos engañaron.

Porque al final votaron 27.998 socios. Es significativo que mientras los resistentes del florentinato enviaban a la opinión pública el mensaje de que el voto presencial estaba siendo muy bajo, el del correo siguiera hinchándose. De los 1.200 que estaban recogidos cuando la juez dictó su auto, se subió a los 3.000 mientras eran toreadas dos funcionarias que la propia juez había enviado. Luego aparecieron otros 3.000 en algún armario. Finalmente resulta que había 10.500 anteanoche. No sé cuántos habrá mañana, o pasado mañana. No soy experto en la reproducción de amebas por partición.

El caso es que la Junta Electoral asumió ayer la evidencia: Calderón ganó las elecciones. Para la letra pequeña de la historia del Madrid queda el triste papelón de los miembros de esa junta, peones de una operación necia. Para la letra grande queda que el presidente número veinticinco del club es Ramón Calderón, que hasta ahora ha predicado, pero que desde hoy debe empezar a dar trigo: Capello, Kaká, Cesc, Robben, un pabellón para el baloncesto digno de la NBA... Merece toda la confianza y todo el respaldo. Pero desde hoy tiene que renovar su crédito cada día, dando cuerpo a sus promesas.

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