Sin errores hacia el triunfo final

Ya se sabe que las carreras las ganan aquéllos que cometen menos errores. Si hacemos un acopio de los que los rivales de Alonso acumularon durante el fin de semana de Mónaco, tendremos un resultado lógico. Y es que un sitio que apenas perdona a los pilotos, termina por tener un resultado acorde con el talento. Siempre lo fue. En Mónaco no se ve lo que viene detrás del siguiente bordillo. En la carrera de ayer, Fernando Alonso ha vuelto a demostrar que sabe controlar una prueba de F-1 como los verdaderos maestros. No había necesidad de arriesgar más que poner el coche en el sitio justo cuando Raikkonen quería pasar, y asunto terminado. También estuvo mostrándole el anzuelo durante una gran cantidad de vueltas y el finlandés casi pica.

Lo que no sabíamos durante esa primera parte de carrera era que Alonso tenía la situación en sus manos. Cuando apenas se hizo con una diferencia mínima, a Kimi se le hizo complicadísimo rebajarla. Fue en ese momento cuando tuvo un susto en Mirabeau, bajando hacia Loews. Rozando defensas de acero con un monoplaza de 800 caballos, darse un buen golpe es muy fácil. Quien va delante es quien marca las referencias, y ayer le tocó protagonizar ese papel a Alonso. No lo vimos siquiera estar una vez al borde del desastre. El que va detrás, como era el caso de Raikkonen, tiene las referencias de quien rueda a sólo unos metros. Hace tiempo que ambos ya dejaron de ser unos chavales, y en esa trepidante primera parte de carrera demostraron que son la referencia en la Fórmula 1.