Sobre Villa y un tal Da Silva

Leyendo la nota biográfica sobre Villa que publicábamos ayer (dentro de nuestra serie sobre los mundialistas) me enteré de que estuvo en problemas para hacerse con la titularidad en el Sporting por culpa de un tal Da Silva. ¿Y quién sería ese?, me pregunté. Pues un delantero brasileño procedente del Atlético Paranaense que llegó a Gijón vía Bayer Leverkusen. Jugó once partidos y metió un gol. Luego, tras un regreso breve al Atlético Paranaense marchó al Slavia de Praga, donde hizo catorce goles en cuatro temporadas. Ahora, de nuevo en Brasil, es suplente del Ponte Preta. Tres medios partidos, cero goles.

Pues ese jugador estuvo a punto de cortar la progresión de Villa, que afortunadamente saltó el obstáculo. Pero eso me hace pensar en cuántas promesas españolas se han frenado por culpa de que alguien les metió por delante a un Da Silva venido de cualquier parte sin más misión que hacer que corrieran comisiones. Jugadores que van y vienen, a veces hasta cambiando de nombre (éste se llamaba Da Silva aquí, Adauto en otras partes) ocupando puestos, sangrando dinerillos o dinerazos, aturdiendo a los aficionados, que desconfían de la volatilidad de las plantillas, que tanto se mueven ahora.

En estas páginas les explicamos que Luis lleva menos goles (contabilizados los de las ligas serias) que ocho selecciones grandes. Algunas casi nos duplican. Y eso que Villa superó la turbulencia DaSilva, se afirmó en el Sporting, progresó y ahora llega a Alemania con una tarjeta de veinticinco goles. Pero me pregunto cuántos más podríamos tener sin tantos y tantos dasilvas que a cambio de hacer bailar unas comisiones aparecen, estorban durante un tiempo y luego se van sin dejar rastro. España, que consigue tantos éxitos en categorías inferiores, malogra muchos talentos por esas golfadas.

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