Esta vez espero un Mundial sin histeria

Recuerdo mundiales desde el de 1962, y en todos aquellos en los que ha participado, la actuación de España ha venido acompañada por alguna bronca. En 1962 fue la agenda de Escartín (anterior seleccionador) aparecida en un taxi, que hacía comentarios no siempre gratos de los jugadores. En 1966 la concentración previa en Santiago cargó a los jugadores de tedio y encima se concertó un amistoso con un entonces desconocido Ajax que nos ganó, lo cual fue el acabose y ya fuimos a Inglaterra desconcertados y desunidos. Claro, no sabíamos lo que se estaba fraguando en ese Ajax.

Al 70 y al 74 no fuimos. Al 78 sí, en Argentina, y el gran tema fue el lugar de concentración, La Martona, un picadero (en la segunda y picarona acepción del término) sin condiciones para lo que se requería. En el 82, aquí, Santamaría, de suyo afable y señor, se vio desbordado por los rumores sobre si los de la Real estaban o no comprometidos. En el 86, en Italia, fue Luis Suárez, otro de trato exquisito, el que se vio desbordado por la tensión. Luego, Clemente, con lo que eso comportaba, y por fin Camacho, con aquel lío de si Raúl sí o no en la fecha decisiva, en la que el que de verdad decidió fue Al Ghandour.

Mi esperanza en Luis es que le veo sereno, capaz de gestionar la situación. Tiene la diagnosis: el tedio, que se apodera de todos, de jugadores y de periodistas por igual. Y suele decir, como ya la escuché a su colega Miguel Muñoz, que se le han acabado los cabreos, que ya no le quedan. Así que no esperemos que se enfade fácilmente. Si de su mano llega el sosiego que ha faltado en otras ocasiones, estaremos mejor. No es que con eso se ganen partidos, es que lo otro ayuda a perderlos. Hasta ahora siempre hemos generado una histeria que nos ha perjudicado. Mi impresión es que esta vez no va a ser así

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