La Séptima y el valor de la camarilla

Ayer recibimos a Pedja Mijatovic en el Foro Ferrándiz-AS. Se trata del inicio de charlas sobre los grandes sucesos de la última década, que tanto han ayudado al espectacular crecimiento de AS en este periodo. Unos años en los que no sólo el Madrid colmó su viejo anhelo de recuperar la Copa de Europa (tema de ayer), sino en el que se ha vivido también la conquista por fin de la Copa Davis, los nunca antes alcanzados títulos de 500 cc en motos (Crivillé) y de Fórmula 1 en automovilismo (Alonso), la presencia de un español en el All Star de la NBA (Gasol) y otros muchos éxitos notables que nos han dado impulso.

Buena ocasión para hablar con el sabio Pedja. De la conquista de aquella Séptima se conocieron algunas cosas hasta ahora ignoradas. Una semana antes del partido Lorenzo Sanz habló con el entrenador, Heynckes. "¿Cómo estás, Jupp?". La respuesta fue demoledora: "Hundido, presidente. No puedo con esto." Los jugadores, que conocían el estado de ánimo del entrenador, se hicieron en cierto modo cargo de la situación. Un grupo formado por Hierro, Sanchis, Mijatovic, Redondo y Raúl lideraba la causa, pactaba cuestiones con el entrenador, pilotó la situación. Y el Madrid ganó la Séptima.

Hace ya años leí en un magnífico libro ('Fútbol, dinámica de lo impensado', de Dante Panzeri) que no hay que temer a las camarillas, sino lo contrario. Venía a decir que no hay fuerza tan positiva para un equipo como la unión de varios jugadores con responsabilidad y deseo de triunfo, que arrastran a los demás. Un poder en el que el entrenador debe apoyarse, no combatirlo. Un poder que si no existe, el entrenador difícilmente puede suplantar. Un entrenador es un jefe, desafiar su autoridad puede ser hasta signo de valentía. Pero desatender las demandas del grupo no es valentía, es traición.

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