Ya empezamos a ventear el Mundial

A caballo entre las dos finales europeas, la del Sevilla y la del Barça, ayer tuvimos un día muy premundialista. Por la mañana, la Asociación de Periodistas Deportivos convocó un acto de muy buen formato en la Ciudad del Fútbol. Una verdadera, larga y relajada reunión del seleccionador con periodistas deportivos de toda España. Con el grado de formalidad preciso, con el grado de familiaridad adecuado. Un intercambio de ideas para pulsar el estado de ánimo colectivo que, al menos en lo que se refiere a nuestro gremio, podría concretarse en que subsiste el viejo temor ante la guadaña de cuartos.

Claro que no todo el mundo era pesimista, pero el conocimiento de que a la costumbre nacional de caer en cuartos se une eso de que el cruce será con Brasil, es para echarse a temblar. Aunque también es verdad que eso se mezcla con el sosiego que el seleccionador transmite. Desde que sigo a España en mundiales he comprobado que entre todos (también los periodistas, a veces sobre todo los periodistas) creamos un clima de nerviosismo que acaba por descontrolar, sobre todo, al seleccionador de turno. Me da que esta vez no va a ser así, que Luis tiene detectado el problema y dispuestas las soluciones.

Y por la noche, convocados por El Larguero, aficionados también de toda España se dieron cita en el Palacio de Deportes. Y si alguna conclusión se puede sacar del tumultuoso acto, es que la gente cree. Quizá nuestros jugadores no cuentan en las tablas del Balón de Oro, hemos entrado en el Mundial con repesca, como en la última Eurocopa, tenemos un equipo fino y de buen juego, pero livianito y sin pegada. Y la historia no nos ayuda. Pero la afición cree, el seleccionador cree, los jugadores creen. Esto es así: por muchas veces que nos manden para casa en cuartos, seguimos creyendo. Y el que cree está vivo.

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