Del fútbol a las conspiraciones de Corte

Dijo Riquelme ayer: "Nadie nos recordará si perdemos esta noche". Es una bella declaración, que refleja inconformismo con lo hecho, ansia de ganador. Los grandes quieren ganar siempre, arrastrados por ese espíritu de superación que ha llevado a nuestra especie a conquistar el planeta. "Nadie recuerda el nombre del segundo hombre que pisó la luna", solía comentar Bilardo, otro que sólo quería ganar. En la misma línea razona Riquelme, ese chico tímido y huidizo que en el centro del campo de El Madrigal se convierte en un estratega temible. A él no le sacia la semifinal. Quiere echar a un lado a la tropilla de Henry y seguir hacia París.Huele a fútbol en Villarreal. Huele a césped y embrocación, como diría el nunca olvidado Santiago Amón. En Madrid, no. En Madrid hay nostalgia de Champions y la fecha que podría ser de emociones futboleras está ocupada por conspiraciones de Corte. Una conjura de nobles godos para matar al rey, Fernando Martín, cuyo reinado se presenta tan incierto y oscuro como el de Witiza. Florentino le otorgó el trono, pero en el regalo iban incluidos los directivos, cuya lealtad es para el saliente, no para el entrante. Así que Fernando Witiza Martín se encontró con una presidencia tutelada que no le sirve para hacer lo que pretende.Y la ruptura entre ambos no ha tardado en llegar. Y claro, el Madrid se resiente. Y a las malas noticias se une la peor, que ya esperábamos, pero temíamos confirmar: Zidane se va, deja el fútbol. Una metáfora más del final de una época gloriosa y fugaz, cuya agonía todos esperábamos que fuera más breve y menos dolorosa. Y no lo será mientras Martín no se quite a Florentino de la espalda, y eso sólo podrá hacerlo mediante unas elecciones que le legitimen de verdad. Hasta entonces, asistiremos a estériles conspiraciones de Corte, mientras miramos con envidia a lugares como Villarreal, donde no huele a crimen, sino a césped y a embrocación.

Lo más visto

Más noticias