El Madrid avanza a la pata coja

De empate en empate hacia la derrota final. Así podría describirse este fin de Liga del Madrid, en el que parece destinado a perder el dudoso privilegio del segundo puesto (que ya empieza a estar muy cuesta arriba) y quién sabe si no puede acabar costándole trabajo mantener el cuarto. Porque el Madrid no parece superior a nadie. No lo fue, desde luego, al Getafe, que tuvo a Casillas por los suelos todo el partido, en una de esas exhibiciones que le son propias. Casillas aparte, el Madrid sólo tuvo un jugador de verdad estimable, Baptista, un hombre de entusiasmo entrañable hasta en esta temporada aciaga para todo el equipo y para él.

Baptista marcó el gol madridista, que puede presentar acompañado de dos remates a los postes y de otra jugada de gol en la que cuando la pelota ya entraba fue rechazada por Pulido. Él fue el único ataque del Madrid, si se descuenta una jugada, muy temprana y muy buena, de Robinho. Raúl y Zidane fueron lastimosas nulidades y Cicinho volvió a dejar la sensación de que es mucho mejor cuando llega de atrás. Frente a ese grupo desmañado el Getafe fue un buen equipo, siempre con la iniciativa, persistente en el ataque, con buen ritmo de juego y con remate. Pero no ganó porque enfrente estuvo Casillas, que sólo cedió un tanto.

Estamos en fechas en las que en la comparación con cualquier equipo el Madrid sale perdiendo. Así fue, desde luego, en Getafe. Y en fechas de un desplome de toda la escala de mando. El sai nete con las declaraciones de Ángel Torres es un caso más de cómo no se deben hacer las cosas. Bajando un escalón, a López Caro se le ve cada vez más desconcertado, más atado por sus condicionantes y sus manías, hundido en confusiones de las que hizo especial exhibición en los cambios. Y en el campo Raúl es un alma en pena, lo que deja su antiguo liderazgo en algo postizo, sin contenido. ¿Hay futuro? Supongo, pero tiene que empezar cuanto antes.