De clase media alta y con sabor copero

Días felices para el Espanyol, que se encontrará con el Zaragoza en Madrid el 12 de abril. La palabra Madrid le suena bien al Espanyol en estas lides de la Copa, porque las tres que ha ganado se las ha quitado a los equipos madrileños: dos al Madrid (que pasaron a la historia como la del agua y la del calor) y otra al Atlético, la más reciente, esa en la que Tamudo le robó la cartera a Toni. Curiosa temporada esta del Espanyol. Ha cargado con mucho peso. La UEFA, que le ha rezagado en la Liga, más la Copa, hasta alcanzar la final. Todo es posible aún: el siniestro oprobio del descenso o la gloria de la Copa. O las dos cosas a la vez, quién sabe.

No fue un gran partido, pero la culpa habrá que cargársela al Depor, que estaba obligado a más. Al Depor le pesa Riazor. Su juego no fue fluido ni insistente. En realidad fue muy poca cosa para un equipo que está a un solo gol de algo tan enorme como la final de Copa, señal de que las fuerzas flaquean. Viendo el partido era inevitable evocar el rutilante Depor del Centenariazo, ¡hace tan poco tiempo! Aquella final soberbia fue el canto del cisne de un gran equipo, del que quedan algunos restos, pero sólo eso. Caparrós y Lendoiro están en plena reconstrucción pero aún queda tarea por delante. Lo que ayer vimos fue el tope del actual Depor.

Se queda sin final Riazor, además. Lo siento, pero no me choca. Lendoiro es demasiado incómodo como para luego pedir favores. El alboroto que montó al enviar por la justicia ordinaria la reanudación del partido de Mestalla, las discusiones para fijar la fecha del de anoche... Todo eso le ha quitado bazas. Así que no es extraño que la Federación haya desoído la petición y convocado a los finalistas en Madrid. Será el miércoles 12 de abril, en plena Operación Salida de Semana Santa. Novena final para el Espanyol, undécima para el Zaragoza. Dos de la clase media alta de nuestro fútbol. Los dos tienen sabor copero. Será una buena final.

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