Lendoiro se disfraza de Robin Hood

Seguimos sin noticias del que tiró la monedita. Esto me lo temía yo. Ahí, en la vigilancia y detección de los gamberros es donde habría que poner el énfasis, y no en las suspensiones y castigos colectivos, que no hacen sino convocar a todas las partes implicadas a exponer sus peores ideas, sus actitudes más desafortunadas, a lanzar las declaraciones más absurdas. Y que nos colocan a todos ante la dolorosa evidencia de que nuestra justicia deportiva es un horror, que hay precedentes para todos los gustos y que por eso mismo cualquiera, a poquito que busque en los archivos, encontrará motivos para quejarse de algún agravio comparativo.

No aparece el de la monedita entre otras cosas porque la UCO, una especie de gran central de la NASA instalada aquí cerquita, en Canillejas, y que se proyectó como una especie de Gran Hermano, un ojo todopoderoso que lo vigilaría todo y lo grabaría todo, no funciona. Se gastó una pequeña fortuna en esa instalación, que inauguró el mismísimo Aznar cuando era presidente del Gobierno. Pero desde entonces la Liga e Interior discuten sobre quién tiene que pagar al personal que maneje los aparatitos, y lo siguen discutiendo. Y los aparatos siguen ahí, muertos de risa. Lo mismo que el cretino que tiró la moneda, supongo.

Hay vigilancia en los campos, se supone. Esa señal que no llega a la UCO se ve y graba en cada campo... dicen. Cada cual con el interés que le sale de sus propios albedríos. Al no haber UCO que vigile a los vigilantes es normal que éstos se relajen y pasa lo que pasa. ¿Quién mató al comendador? Fuenteovejuna, señor. Así que todos a la calle, aquí no hay fútbol y ya veremos qué pasa. Y lo que pase ahora resulta que está en manos del Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo de Madrid, porque cuando Lendoiro está por medio pueden pasar estas cosas. Es un gran presidente, pero con un ramalazo de Robin Hood que se me hace pesado.

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