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El Campeón dejó la Copa con honor

La diferencia entre ser Campeón del Mundo y Olímpico es que los primeros lo son sólo por espacio de cuatro años y los segundos, para toda la vida. Para el Betis, ganar la Copa del Rey fue el equivalente a una Olimpiada en la que Lopera paseó su medalla de oro (o sea, el trofeo conquistado en el Vicente Calderón) por todos esos lugares donde había peñas béticas. Pero mientras el beticismo lucía palmito de ganador, de supercopero, de Champions y ahora de uefo; en la Liga, competición doméstica que te coloca en el cielo o en el infierno, se fue desintegrando, con lo cual se vio obligado a asumir esta realidad: sólo los historiadores rememorarán aquel inolvidable 11 de junio de 2004 en Madrid. Bien que lo sufre Don Manué.

El Betis de Serra dio ayer una magnífica imagen en el Santiago Bernabéu, la imagen de un orgulloso Campeón con ganas de continuar defendiendo su título. Pero ahora se centrará en el rol de luchar por evitar repetir el desastre de 1978, cuando, siendo rey del k.o. descendió a Segunda. La Copa, al final le ha pasado factura a Lopera. Porque le puso el listón tan alto que los incondicionales ya exigieron repetir y superar lo conseguido. Más fichajes, más presión. Y el presidente, sin acudir al palco, su palco. ¡País!