Una Copa que avanza a la pata coja

Copa entre semana, copa cojitranca en la que tres eliminatorias de cuartos darán hoy sus semifinalistas antes de que la cuarta estrene su partido de ida. Esta Copa va así, a la pata coja, desde que el nunca bien ponderado Bianchi, virrey en Buenos Aires y eremita en Madrid, decidiera concentrar al Atlético en Ciudad Villar. De allí salieron los rojiblancos apresuradamente, con un achaque cuyos detalles no es de buen gusto comentar. Hace ya tres semanas de esto, todavía no se sabe qué pasó allí, el Atlético ya no está en la Copa, pero las consecuencias siguen ahí, en esta competición que camina con un pie en el bordillo y el otro en la calzada.

¿Y qué pasó allí? Misterio. En el Atlético deslizan entre dientes que la Federación no envió a analizar las muestras reales de las sobras de la comida de los jugadores sino otras. En la Federación deslizan entre dientes que quizá algunos de los complejos vitamínicos que Villalón suministró a sus jugadores estuvieran en mal estado. Pero todo entre dientes. Nadie quiere levantar la voz de su sospecha. El Atlético quizá tema los arbitrajes que eso le pudiera acarrear; la Federación quizá tema un esclarecimiento pleno del asunto. Quizá. El caso es que ya no hay caso, cerrado por falta de pruebas. Pero Zaragoza y Barça van retrasados.

Pena. Siempre pensé que hubiera sido mejor que el Atlético y el Zaragoza hubieran utilizado el primer domingo tras el incidente para su partido de ida, y aplazar sus compromisos de Liga de ese día con Valencia y Alavés, fácilmente recuperables. Pero se eligió esta fórmula y eso nos ha descabalado esta Copa en la que, eximidos los grandes de las eliminatorias-bomba a un solo partido, han agradecido el favor manteniéndose vivos hasta estas alturas. Habrá unas semifinales bonitas, pero desparejadas. Está visto que, por unas cosas o por otras, la Copa, que debería ser la joyita de la Federación, siempre anda a salto de mata.

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