Todo cambió cuando salió Cassano

Bueno, pues salió Cassano y cambió todo. Después de una primera parte en la que el Madrid había jugado sin gracia pero también sin agobios, se veía encerrado en la segunda. Balones al área chica, el Betis lanzado y crecido, gritos de olé en las gradas. Se mascaba el gol, como suele decirse. En eso, Cassano que sale por Soldado. A los tres minutos, gol. Gol de barrio. Gol de golfillo de Bari Vecchia. Se hizo levemente el encontradizo con Doblas, que con ese pequeño toque perdió el alcance con el balón. El rebote le cae a Cassano, que lo duerme en la tripita, lo deja caer a la bota y lo expele con esta al fondo de la red. Partido resuelto.

Luego hizo algunas cosas más, y casi todas buenas. Gran visión de juego, enorme desenvoltura. Pocas intervenciones pero todas buenas, aunque al final se le vio agotado. No está aún para noventa minutos, pero en su primera aparición se ha acreditado. Su gol vino precedido de falta (muy bien disimulada) y de una situación previa de fuera de juego (muy ajustado) pero valió. Eso le acredita como un tipo con estrella. Lo contrario que Baptista, que en el primer tiempo había marcado gol en jugada en la que Doblas también manoteó (hasta dos veces) sin encontrar el balón. Ese fue legal y a él se lo anularon. Cuestión de ángel, supongo.

El Betis acabó enfadado y con razón. Estaba llevándose al Madrid por delante cuando apareció Cassano y marcó previa falta. Luego siguió apretando, con el orgullo del campeón que no quiere entregar su corona, pero ya no fue lo mismo. El juego del Betis no bajó en intensidad, pero sí en precisión y el Madrid se parapetó para dejar pasar los minutos, ya sin tanto agobio y para estirarse de cuando en cuando en algún contraataque, con poca gente. Al final el premio fue para los de López Caro, que a estas horas debe de estar dando botes de alegría. Dio actividad a algunos suplentes, reservó a Zidane y ahora tiene un hombre más: Cassano.

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