El doble de faltas, la mitad de goles

Tremendo. Un Racing muy mermado, al que Megía Dávila abrasó el domingo y con el que el Comité no tuvo ninguna conmiseración (la roja a David Aganzo había sido de aurora boreal) ganó en el Bernabéu. Nada más ser ratificado López Caro, ya hay directivos conjurándose para proponer hoy en la comisión deportiva a Radomir Antic como solución. Ronaldo está atorado, Robinho no encuentra el regate, Sergio Ramos cambia de posición cada día y el apunte de renacimiento de Zidane no alcanza para enderezar el equipo. El Madrid hizo el doble de faltas que el Racing y marcó la mitad de goles. Está fuera de la zona Champions.

Claro, que los méritos del Racing están ahí y no es cuestión de olvidarlos, pero ¿cómo entender que con todas las bajas que tenía consiguiera sostenerse con tanta seguridad en el Bernabéu? Sólo por el desconcierto del Madrid, al que le atenazan las dudas y las bajas de forma. Hay un desorden en el club que se refleja en cosas como que Balboa juegue noventa minutos con el Castilla y el día siguiente tenga que jugar con el Madrid. Como ocurrió con Soldado en Málaga. ¿Hay orden, hay concierto? ¿Y ese Baptista saliendo en el 89'? El público empieza a retraerse porque no ve juego ni resultados, sólo una monótona confusión.

Al menos Florentino empezó a moverse algo anteayer de su encastillamiento, cuando dijo eso de que habían perdido el rumbo deportivo. Y es verdad. A tres años de aciertos han sucedido tres años de errores. Lo que de verdad necesita este club es alguien, que no es Butragueño y mucho menos Ramón Martínez (él es quien ha abierto la puerta a los intermediarios que han montado este gazpacho), que se haga cargo de la reconstrucción de la plantilla. Y que ésta deje de ser el azaroso resultado de conversaciones de mesa camilla de una cuadrilla de amiguetes que forofean con los nombres que les hacen llegar los intermediarios.

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