Yo digo Mario Montero

Acuerdos que se lleva el viento

La continuidad de Anderson airea dos lecturas. Una bastante evidente: se queda porque no hay nada mejor. Llegó con la Liga empezada, sin pretemporada, y se le agradece su ánimo de fichar por el Málaga cuando rechazó quedarse un año al estilo Duda en el Everton. Aquí hacía falta. Pero al brasileño lo que no le hacía falta era adaptación a la Liga española tras dos años en Santander. Sólo se le pidió que jugase de mediocentro en un equipo sin destructores. Sin Miguel Ángel, Juanito, Romero, y con Nacho obligado a militar en la izquierda. Pero tiene mérito porque se ha creado competencia él solito. Juan Rodríguez ("Soy mediapunta") y Gerardo, habitual lateral derecho, le han robado la cartera. Si jugó en Getafe, fue sólo por el 'efecto dominó' de la baja de Valcarce. Incluso su agente reiteró en público que "aún no es el Anderson que conozco". Seguro de que con tiempo sería indiscutible en el Málaga. Pero al club parece que no le sobra. Es la otra lectura. ¿Se queda?

No apuesten por ello. Si analizan los antecedentes, no es descabellado que el Málaga le dé con la puerta en las narices al brasileño después de haber apalabrado su renovación. Sobra crudeza y falta previsión para echar a Leko dos días antes de que Romero reciba el pasaporte español. O para que el presidente se desdiga y niegue unas primas que se pactaron como hacían antaño los caballeros, de palabra. Como la renovación de Anderson, palabras que se lleva el viento. Y anda que no sopla el levante en Málaga.