Así es el fútbol que da títulos y alegrías

Demasiada distancia en juego, en velocidad y en espíritu. Los tres goles casi no hacen justicia a un equipo bien armado, con el inminente Balón de Oro, Ronaldinho rodeado de varios que le son próximos en calidad: Etoo, Deco, Xavi, Messi... Un equipo joven, pero maduro, que va por la tercera temporada con el mismo entrenador, por la segunda en la que repite en lo esencial alineación y modelo de juego. El fútbol que todos queremos ver es el que practica el Barça: atrevido, alegre, inspirado, solidario, rápido. El mejor y más bonito fútbol que se puede practicar. El que da más títulos y más alegrías.

Frente a este Barça, al Madrid se le notan más las canas, las arrugas y los michelines. Florentino hizo un gran equipo, con una gran idea, pero su fulgor duró poco y su caída amenaza ser estrepitosa. Compró jugadores en su zénit y por eso pronto les agarró lo que Gatti llama el viejazo. Algo particularmente doloroso en el caso de Zidane, el más elegante y respetado de todos los galácticos, por lo que nos deberían hacer la gracia de evitarnos el espectáculo de su decadencia. Pero no sólo Zidane. También Roberto Carlos y Raúl van para abajo. Y ya no vienen zidanes y tampoco salen pavones.

Así que el partido no podía ser otra cosa que lo que fue. Un Madrid destartalado, con algunos jugadores recién salidos de lesiones, con el entrenador y el club rindiendo culto a viejas glorias cuyo retorno esperamos en vano, y enfrente un Barça descomunal. Tres goles, Casillas que robó otros tantos y un Bernabéu atónito, enfrentado a una realidad dura. El Madrid necesita más tiempo y más jugadores para reponerse, pero antes que nada necesita una idea para su reconstrucción, como tuvo una idea para su construcción. El Barça no necesita nada. Lo tiene todo, hasta el favor de los despachos.

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