La impugnación está en el horno

Para mí, es una decisión dramática. Para mí lo ideal es dar siempre por válido lo que decidan los árbitros, desde la razonable suposición de que estos conocen las reglas y se comportan honorablemente. Y que si no es así, la organización los apartará. Pero el Madrid no espera tal cosa de Villar, sino que arrope al árbitro, que ya prepara su defensa argumentando que no pitó, que el pitido sale del público. El villarato se ha distinguido por proteger al Barça todo lo posible, últimamente más que nunca, y muchos árbitros actúan en consecuencia. Y yo me temo que nada bueno va a salir de esta impugnación.

En todo caso, sería igual. Cuando el árbitro pita se suspende el juego, lo que pasa después no existe. Si pitó penalti, pues penalti, pero no gol. La jugada, que llueve sobre mojado, ha movido al Madrid a preparar una impugnación, que presentará esta mañana en forma de alegaciones al acta, con ánimo de llegar donde sea. Un hecho histórico. En España hace muchísimo que nadie impugna un partido de alto nivel. Desde el prekubalismo al menos, si se me admite el término. Pero el Madrid se atiene a precedentes recientes en el fútbol de nivel, de los que les damos nota en las páginas cuatro y cinco.

La jugadita de marras corrió mucho ayer por las televisiones y todo el mundo está de acuerdo sobre un punto: el árbitro pitó antes del remate de Jarque, cosa que ha omitido en el acta y ha negado a su Comité, según explicó ayer bien El Día Después. Lo que se discute es si pitó falta de Lopo o penalti. Su actitud no lo aclara, porque es difícil decidir si su índice señala al punto de penalti o al lugar de la fricción. Pero los jugadores de uno y otro equipo reaccionan como si hubiera pitado falta de Lopo. Los del Espanyol, protestando, no cantando un gol. Los del Madrid, reemprendiendo el juego a toda prisa.

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