A vueltas con las notas

El fin de la Vuelta invita a pasar balance y la nota global que se puede dar es un suspenso. Ha sido una de las peores Vueltas de los últimos años, en la que sólo los españoles han dado señales de competitividad. La legión extranjera, fatal. Dos equipos llegaron a La Castellana con un par de corredores y otros cuatro lo hicieron sólo con tres supervivientes. La climatología no ha sido nada feroz, así que no es excusa válida. Menchov es la excepción que confirma la regla, una excepción que casi nos quita la Vuelta. Era el más completo, pero estaba totalmente desamparado. Tampoco es que me haya pillado por sorpresa el desastre extranjero, pero lo recalco.

No quiero con mi alegato limar ni un ápice el mérito de Heras y su equipo, que nadie me interprete mal, una de las tres grandes no se gana fácilmente. No obstante, Cordero y los mandamases deben tomar cartas en el asunto para que la Vuelta retome la calidad y el interés de antaño. Desde luego, a los que hay que reconocerles su empeño es a los pupilos de Belda, un conjunto injustamente de segunda que es mejor que el 50% de los del ProTour. A los españoles, amén de los destacados Liberty y Comunidad Valenciana, aprobado general. Eché en falta a Kaiku y Andalucía, que hubieran dado más vida que algunos patéticos equipos foráneos.

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