Real Madrid: condenado a la excelencia

Pero si el Madrid impugna saldrá perdiendo, gane o pierda el recurso. Al Madrid se le percibe de otra manera que a los demás. Vive condenado a la excelencia. Ahora mismo, mientras los árbitros de Villar le abrasan y allanan el camino del Barça, el debate no es ese. El debate son los extremos, el cuadrado mágico, el conductor de juego, y si Baptista aquí o Baptista allá. Lo otro es anécdota. Sin los goles inexistentes en contra, el Madrid tendría un punto más que el Barça. Pero eso es anécdota. Si tira veintidós veces a puerta y no entra, eso es anécdota. Lo que importa es que su juego no es lo excelente que debiera.El Madrid se plantea impugnar el partido. Precedentes existen. Yo recuerdo en Alemania, Francia, Inglaterra y el reciente del partido Uzbekistán-Bahrein, en el que un árbitro japonés incurrió en el viejo error de Bertrán de Lis, un caso clásico en la prehistoria de nuestro fútbol. Son casos en los que se detectó no un error de apreciación del árbitro, sino desconocimiento de la regla. ¿Debe el Madrid impugnar? No lo creo. Yo siempre he pensado que en el fútbol hay que dar por bueno lo que decida el árbitro, y que si éste es malo se le debe apartar, como se ha hecho con el japonés que metió el cuezo.

En tres jornadas de Liga el Madrid ha encajado cinco goles en las anotaciones de los árbitros de Villar, pero sólo tres en realidad. Los otros dos no existieron. El del Celta no entró, y el del Espanyol se produjo después de que el silbato del árbitro interrumpiera el juego. ¿Para pitar falta de Lopo? ¿Para pitar penalti? Lástima que el pay per view no aclarase la jugada como es debido. A mí, una vez visto y escuchado todo, me parece que fue lo primero. En todo caso, después de pitar el árbitro no hay juego, no puede haber gol. Si lo que había pitado era penalti, pues venga, a tirarlo. Pero no hay gol, no existe.

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