Mil y una fatigas para marcar cada gol

Cierro los ojos y vuelvo a ver el gol heroico de Marchena, sobre la hora, ante Bosnia, aquella noche en Valencia en la que las cosas se ponían particularmente mal. Era el remate número 37 de España en el partido: diez los paró el portero, trece salieron fuera, uno fue al palo y hasta doce fueron repelidos por la maraña de defensas. España produjo juego y remates suficientes para haber resuelto el partido con holgura y sin embargo lo empató in extremis, a la heroica, con los dos centrales metidos en el área contraria, los dos interviniendo en la jugada del gol, uno de ellos siendo su autor material. Resumen: demasiado esfuerzo para un solo gol.

Fue el caso más exagerado, pero revelaba una tónica: a este equipo le cuesta un triunfo marcar gol. Me gusta la forma en que ha quedado definido finalmente, tras las primeras dudas de Luis. Xabi y Xavi al mando, dos extremos insistentes (con más garantías en Vicente, en honor a la verdad), Raúl dando lo que le queda, Del Horno ofreciendo su presencia amenazante arriba, una defensa que se emplea, Casillas... Todo está bien, pero el fútbol y el esfuerzo general se diluyen arriba porque una y otra vez el balón se resiste a entrar: un gol, dos a lo sumo, a lo peor ninguno... Cero goles en los partidos del grupo fuera de casa.

Al Niño Torres le come la ansiedad y su presencia ha llegado a estar mal vista por algunas aficiones, que empiezan a considerarle un consentido de la prensa madrileña y del seleccionador. Para mí es un gran jugador con problemas en el remate, que se acentúan en la Selección por su estado de ansiedad. Luis quería recuperar a Morientes, que presenta una tarjeta magnífica: un gol cada 88' con España. Un promedio digno de otra época. Pero una fatalidad le deja fuera. Y el rival, Serbia, no ha encajado un solo tanto, otro dato inquietante ante una noche en la que hay que ganar sí o sí. De lo contrario nos espera una siniestra ruleta de segundos.

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