Nueva exhibición brasileña

Nueva exhibición brasileña

El partido duró 45 minutos, los primeros. Otra sinfonía fantástica de Brasil, con libertad en todos los que inventan, desde Kaká a Adriano, de Ronaldo a Robinho. Todos aparecieron ante una selección chilena desbordada. Incluso Brasil estuvo acertada en las jugadas a balón parado. Robinho, a lo suyo. Algunas bicicletas, un gol y dos pases a Adriano que significaron dos goles. Puede hacer mucho más, pero el 10 de Brasil lo llevó con holgura, y esa es la camiseta que más pesa en el mundo del fútbol. Los brasileños ya están en el Mundial, y aún amenazan con un equipo mejor. Zé Roberto juega como segundo mediocentro al lado de Emerson, y puede ser el sacrificado para que Brasil exponga esa máquina ofensiva con Ronaldinho, Kaká, Robinho, Adriano y Ronaldo. Por detrás, Emerson con su despliegue físico e intercambio de posiciones.

En realidad Kaká ya bajó ante los chilenos para jugar cerca de Emerson. Desde allí arranca con su zancada devastadora. Esa es una de sus grandes cualidades. Adriano tiene que jugar porque no hay un delantero como él, y Ronaldo es una garantía. Cierto que lleva una mala racha de goles en la selección, pero no hay otro delantero en el mundo que provoque tanto terror en el rival. Luego está Ricardinho para casos de emergencia. Jugó la segunda parte y no desentonó, aunque entró cuando el partido ya era historia. Brasil se había encargado de pulverizar a Chile con cinco zarpazos. Una selección dura, que ni siquiera dio patadas ante la superioridad del rival. Robinho con el 10 de Pelé, a la espera de que Ronaldinho se sume a la fiesta. Y Kaká en estado de gracia, capaz de dar un curso de fútbol. Trabajó, se ofreció, se desmarcó y llegó al área. Esta selección no tiene límite.