Una carrera menos y tres puntos más

Una carrera menos y tres puntos más. Un acelerón de Alonso hacia el título, que podría ganar incluso en la próxima carrera sólo con hacer en ella cuatro puntos más que Raikkonen, aunque no es probable que así sea. Bien mirado, los McLaren y Raikkonen se juegan cada carrera a un cara y cruz. Como ayer les salió cruz, podemos pensar por la simple cuenta de la vieja que en Bélgica les salga cara, que Raikkonen gane la carrera y que le lime algunos puntitos a Alonso. Así que habrá que esperar a Interlagos, en Brasil, o en el peor de los casos a Japón, la penúltima carrera. Pero Alonso va a ser campeón.

¿Por qué digo que McLaren y Raikkonen se juegan cada carrera a cara o cruz? Porque es así. Como van ellos se gana o se rompe o, con mucha suerte, termina uno colgado del alero, sin caerse por puro milagro. El coche va tan apurado en sus máximos que el motor sufre roturas, y esas roturas dejan a Raikkonen fuera o le cuestan diez puestos en la salida. A él o a Montoya, según el día. Y en días como ayer lo fuerzan todo tanto para salvar los pianos que preparan el coche para resistir unos bordillazos que las ruedas no aguantan. Eso le hizo a Raikkonen apurar una parada que no tenía pensada. Y Montoya terminó de milagro.

Con esto no quiero expresar menosprecio hacia las flechas de plata y sus pilotos, sino lo contrario. Sólo decir que Alonso cogió tal ventaja que tienen que ir por el alambre para acercársele, y aún así no pueden. Los veintisiete puntos que hoy tiene Alonso son tres más de los que tenía hace dos meses y cinco grandes premios. Dos grandes pilotos y una colosal escudería se baten como fieras, se juegan la mecánica y el físico en cada carrera y no le recortan un milímetro. Alonso rueda como un grande, con la seguridad del que se desliza, cómodo, hacia el campeonato. Sus rabiosos perseguidores no consiguen más que engrandecer su triunfo.

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