La noche del Betis, de Ronie y de Woody

Bueno, pues el Betis ya está en la Champions, y puede escribir en su historia una noche grande, de esas de sufrimiento lejos de casa, una hora con el corazón en un puño, el balón rondando el área propia, el portero parando, encontrándoselas o desviándolas con la vista, y un nombre que dejar ligado a la hazaña: Oliveira. ¡Qué bien hizo Lopera en resolver el problema con él! Sus dos goles de anoche valen el pase definitivo a la Champions, lo que de entrada es, además de una gloria imborrable, un buen chorro de ingresos. El Betis sufrió, sí, defendió mal, sí, pero pasó. Y en estos lances lo único que cuenta es eso: pasar.

Esta noche le toca al Villarreal, que entre el buen resultado que trae y lo bien que juega nos tiene tranquilos. Así que sería una sorpresa mayúscula que no iniciáramos la Champions con cuatro, dos de ellos rigurosos debutantes. En el caso del Betis, esto significa suprimir la exclusiva sevillana de Copa de Europa, que hasta ahora mantenía el Sevilla, que participó en una edición, en los lejanos tiempos del blanco y negro, de la que salió bruscamente expedido por un 8-0 propinado en el Bernabéu por el glorioso Madrid de Di Stéfano y compañía. El Villarreal, a su vez, se pone el gorro de equipo máximo de la comunidad valenciana.

Y, ya citado, me quedo en el Bernabéu, tratando de olvidar, con cinco bonitos goles, el hundimiento del Depor y el Valencia, que se quedan sin UEFA. Lo del Bernabéu fue una corrida afeitada, con actor de reparto en fotos inicial y final incluido, pero resultó grato a la vista. Adversario noble e incauto, pinganillo, dos goles de Ronaldo, las dudas de siempre con Raúl y Zidane, tiro libre de Beckham, reivindicación de Guti con gol, taconazo de despedida de Portillo y presentaciones varias. Unos minutos para Woodgate (el tratamiento de Luxa me parece bueno) y un portero, Diego López, que trae aires de jugador grande. Todo muy bonito.

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