La gran noticia es que Vicente ha vuelto

La gran noticia es que Vicente está otra vez en plenitud. Nos dio (y se dio) un susto este verano, cuando el tobillo le volvió a fallar. Le vi en la televisión el día siguiente, hablando preocupado de ese tobillo que se estaba convirtiendo en su tortura. Me preocupó y me apenó su cara de abatimiento. Pero fue una falsa alarma. Está curado y pleno de confianza y ayer soltó un gran partido ante Uruguay, hasta convertirse en el gran argumento ganador de nuestra Selección. Gran extremo: trabajador, atrevido, encarador, con visión de juego, sabiendo cuándo y dónde hacer daño con su regate, cuándo tocar en corto y buscar arriba. Rara vez se equivocó.

Por él abrimos el marcador, en un jugadón que provocó un desparrame del que salió el autogol de Pablo García, el flamante madridista al que, dicho sea de paso, este partido no le añadirá ninguna estrella en la hombrera. Y él hizo todo lo mejor de España, dejando bastante atrás a Joaquín, que en la otra banda hizo de las suyas, pero con menos frecuencia, y finalizando peor. Vicente aparte, la otra gran cara del partido fue Xavi, el hombre que dirige la maniobra del medio campo. Ahí tenemos un conductor de juego serio, hombre de trabajo y de inspiración, todo lo que se necesita para mover el juego ofensivo de un equipo.

Lástima que nos quedaran las dudas arriba. A este equipo se le reprocha la falta de gol y, bien mirado, ayer ganamos con un autogol del contrario y un penalti que no fue. Raúl sigue ahí, como sombra que planea sobre cualquier ensayo de nueva fórmula. Jugó en la primera parte con Morientes, en la segunda con Torres. Nos quedamos sin ver la pareja Torres-Morientes, que podría resultar. Pero nuestros problemas con el gol están más allá de Raúl o de las fórmulas de ataque. Al final, ya sin Raúl, con Uruguay descubierto y fallón, enviamos tres goles claros al limbo. Y un equipo sin contundencia ante el gol está expuesto a cualquier cosa.

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