Día de relevo oficial en la Champions

El Betis y el Villarreal debutan hoy en la Champions League. ¡Quién nos lo iba a decir hace cincuenta años, cuando empezó todo esto! Pero es que por un lado la vieja Copa de Europa se ha ido abriendo en espiral, hasta llegar a admitir a cuatro equipos de las ligas más importantes, y por otro estos dos clubes han ido escalando posiciones en el ranking español hasta llegar ahí. Con lenta constancia el Betis, que ya fue grande antes de la guerra pero que pasó las de Caín en la posguerra, y de forma vertiginosa el Villarreal, la última revelación de nuestro fútbol, listo para desbancar de esa plaza al Depor. Como el Betis quiere la del Valencia.

Porque esa es la otra parte del cuento. El Depor y el Valencia encaran hoy los partidos de ida de sus finales de la Intertoto. Pasajeros habituales de la Champions, se han caído de ese lujoso tren. Pero no se ha apagado su vocación europea. Apuntarse a la Intertoto es un gesto de humildad por un lado y de ambición por otro. Expresa la determinación de seguir en Europa, aunque sea por el camino más largo y más incómodo, acortanto las vacaciones, exponiendo a los jugadores a una temporada excesivamente larga e ignorando la frialdad de la afición propia, que en estos casos de clubes de poderío suele ver la Intertoto como un desdoro.

Pero estaba en la Champions, en el riguroso debut en la misma del Villarreal y el Betis. Admiro al Villarreal porque ha creado un microclima en el que todo el mundo se siente feliz, ha cambiado cromos muy favorablemente con el Barça y ha cultivado el buen fútbol con un gusto exquisito y un éxito estimulante. En cuanto al Betis, al que hay que querer manque pierda o manque gane porque su personalidad es tan otra que sin él nuestro fútbol también sería otro, tenía esta asignatura pendiente. El Sevilla ya pisó, en los lejanos cincuenta, la Copa de Europa. ¿Qué mejor año para pisarle esa exclusiva que el del propio centenario sevillista?