Florentino ha comprado cuarenta goles

Florentino ha comprado cuarenta goles

Con las adquisiciones de Baptista y Robinho (que por fin cae, como fruta madura) Florentino ha recuperado en veinticuatro horas su prestigio de Rey Midas. Curioso: estos dos jugadores le han costado lo mismo que los dos centrales que fichó hace un año, y ya ven la diferencia de ilusión que provocan. Aquello fue un desliz, evidentemente. Ni le pegaba a Florentino ni le pegaba al Madrid, y aquí viene bien lo de zapatero a tus zapatos. Y en el caso de Florentino, los zapatos son los jugadores de ataque y creación. "Somos discípulos del arte", declaró un día en L'Equipe. Pues eso. Y bienvenidas sean estas veinticuatro eufóricas horas.

Con Baptista y Robinho el Madrid ha comprado cuarenta goles, porque son dos jugadores de veinte por temporada. Y brasileñiza definitivamente el equipo, que ya tenía este perfil con Roberto Carlos y Ronaldo. Y no deja de ser curioso en una temporada en la que a su vez el Atlético de Madrid se ha argentinizado incluso más de lo que suele, que es mucho. Brasil y Argentina mantienen un viejo duelo futbolístico, que muchas veces se materializa en nuestras canchas. Cada vez que chocan un brasileño y un argentino suelen saltar chispas. Ahora tengo la impresión de que los partidos de rivalidad madrileña adquirirán un nuevo interés.

En todo caso, el Madrid se ha fortalecido y no sólo eso: se ha reencontrado. La apuesta vuelve a ser la del fútbol de ataque, con muchos goles en la cartuchera (sumen a esos cuarenta los de Ronaldo, Owen, Raúl, Guti, Beckham, Zidane y Roberto Carlos) y con suficientes variantes como para que cada vez que haya una baja no se forme un drama. "No quiero un equipo de once, quiero una plantilla", reclamaba Luxa. Ya la tiene. Mucha abundancia por arriba y algo menos por atrás, pero ¿a quién le importa eso ahora? El fútbol grande consiste en salir a buscar el partido en el campo contrario, en intimidar con el estilo propio. Eso ha vuelto.