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Jugadores que se salen de los moldes

Uno de los hombres del verano está siendo Baptista, La Bestia. El Arsenal lo quiere y Wenger no se recata en decirlo, pero él sabe que el Madrid y el Barça le miran con ojitos golosos y prefiere esperar. Cuestión de clima y de integración en un campeonato, en el que ha estallado desde que llegó. Pero el Madrid sólo iría de verdad a fondo por él si se quedara sin Robinho y el Barça anda flojo de dinero, así que me temo que este jugador se escape finalmente de nuestro fútbol, y lo sentiría. Es un jugador especial, de esos que se salen de los moldes, que no terminan de encajar en ninguna de las funciones clásicas. Especies raras. Por eso me gusta.

Ya saben: el Sevilla lo trajo como medio centro pero ahí no le gustó a Caparrós. Demasiado desordenado. Lo adelantó unos metros y se encontró con un goleador que llega de atrás. Un gran goleador. No es un centrocampista de creación ni de distribución, no contribuye mucho a la fluidez del juego, pero llega y llega, con claridad y contundencia. Marca goles a barullo, en cantidades propias de un delantero centro. Ese tipo de jugador lo llamaban los clásicos interior filtrador, por su facilidad para filtrarse entre las defensas, y en los últimos años hemos tenido aquí ejemplos notables, como Julen Guerrero o el bético Fernando.

Mientras estamos en si Baptista se va o se queda ha regresado otro heterodoxo, Kluivert, que no es un nueve ni un diez, sino un nueve y medio, mitad de cada cosa. Un poco como le pasa al Niño Torres. Del mismo modo que Luque no es un nueve ni un once, sino algo intermedio entre ambas funciones. Jugadores interesantes todos porque plantean a los entrenadores problemas de colocación y acompañamiento, pero a cambio tienen categoría para compensar de sobra esa pega. Obligan a pensar y a modificar cosas, crean debate sobre si aquí o allá y enriquecen el fútbol con su presencia, que se sale de norma.