Jugador del equipo, del gol y del público

La principal traba para que el Santos acelerara los trámites para el traspaso de Robinho ha desaparecido. El club brasileño no quería desprenderse de su joya mientras estuviese vivo en la Copa Libertadores, que aspiraba a ganar. Pero ha faltado Robinho por esto de la Copa delas Confederaciones y ha caído el Santos, de manera que la maquinaria del traspaso se pone en marcha. Se anuncia para el día 24. Será sonado. En Brasil ha habido movimientos serios para impedir la salida del jugador, desde el intento de concertar a importantes empresarios hasta la invitación al mismísimo gobierno de Lula de que actuase para impedirlo.

Y no es de extrañar. Se trata de un gran jugador, joven aún, pero que en los dos últimos años ha progresado mucho. Brillante, pero jugador de equipo. Jugador de bellas maniobras en la media punta, pero jugador con gol también. Jugador para el equipo, para el marcador y para el público. Basta un partido para embeberse de él. Ayer fue estrella en el Brasil-Grecia, con un gol, otro anulado, dos paradas provocadas al portero y un balón que se fue rozando la escuadra. Y un fútbol consciente, práctico, que simplifica cuando es preciso, pero que no rehúye las maniobras habilidosas cuando son necesarias para mejorar la posición propia o la del equipo.

Algo de Pelé sí tiene. "Pelé te hacía la fácil, la difícil y la imposible", me dijo una vez Perfumo, que le marcó muchas veces. Robinho toca, se va, controla quitándose al rival, pasa al hueco, entra en la jugada, sale para despistar y vuelve a entrar, aparece por el segundo palo, busca, y cuando tiene que ganar el mano a mano saca su repertorio de bicicletas, amagos y caños. Es un jugador hermoso y práctico a la vez, coopera con los demás e improvisa maniobras como aquella maravilla de control con sombrero y caño con amago que acabó con penalti ante el Universidad de Chile. La única maniobra de Pelé que he visto desde que se retiró Pelé.

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