Valencia, sede fija de la Selección Nacional

Lo anunció Luis y lo ha hecho: recupera el concepto de sede fija para la Selección cuando juegue en España. Al menos para los partidos oficiales. Me gusta. Todos los equipos juegan mejor en su campo que fuera. Tienen unas referencias familiares, se sienten cómodos. Y en el caso de la Selección es más importante aún, porque le quita ese aire errante de equipo portátil, que va y viene según compromisos federativos, inauguraciones de campos o caprichos varios. Jugar siempre en el mismo campo le da un algo de equipo serio. Otra cosa es que se sigan repartiendo los amistosos, desde la idea de que la Selección es de todos.

¿Por qué Valencia? podrían preguntarse algunos. Por varios motivos que lo hacen justo. La mayor parte de los jugadores lo quería así. Se han sentido cómodos cuando han estado por allí. El clima es bueno y la afición también. Y la Comunidad Valenciana ha respaldado económicamente a la Selección. Ya fue sede del equipo nacional en el Mundial-82, de infausto recuerdo, sí, pero en el que la afición valenciana tuvo una entrega absoluta. Es una ciudad que hierve en fútbol y que va a acoger con entusiasmo al equipo, más después del pequeño fiasco que han dado en esta temporada los dos equipos de la ciudad.

Claro, que la mirada se va con nostalgia a Sevilla, que fue sede fija y garantía de éxito durante muchos años. Aquello nació con Kubala, entusiasta del público sevillano, al que bautizó como jugador número doce, y terminó con Clemente, cuya pérdida de ese fortín no fue más que uno de los varios desastres que dejó como herencia. ¿Sería justo volver a Sevilla? Tan justo como ir a Valencia. Pero habría dudas entre sus tres estadios, el mejor de los cuales tiene el efecto enfriador de la pista de atletismo, y ya está dicho que los jugadores han preferido Valencia. Sevilla disfrutó su época y su gran referente debe servir ahora de estímulo para Valencia.

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