Aquel viejo espíritu de lucha del Madrid...

Mientras el Barça prepara sus festejos, en el Madrid aún hay quien se agarra al clavo ardiendo. Créanme. Todavía ven posible una derrota del Barça esta noche y la semana que viene ya veremos. Y desean que el Madrid salga a ganar en Sevilla, con la misma determinación con que ha salido a ganar todos los partidos desde su última derrota, en Getafe. Porque eso es lo que va a sacar en limpio el Madrid de este final de temporada, tan distinto del de la anterior, rematada con una racha insólita de cinco derrotas. El Madrid ha recuperado algo muy grato a ojos de sus aficionados: aquella ética del esfuerzo que formó parte de su leyenda.

Eso de luchar hasta el final, de no dar ningún objetivo por perdido hasta que no está irremisiblemente perdido, fue casi su virtud favorita, y le valió el reconocimiento unánime incluso de sus propios enemigos. Ese estilo indómito lo implantó quizás Di Stéfano, lo transmitió Pirri y siempre ha habido jugadores que han velado por él (Stielike, Santillana, Camacho...) hasta hace relativamente poco. La pérdida de esa virtud fue el peor legado de La Quinta de los Ferrari, que se hizo perdonar con la reconquista de la Copa de Europa. Pero el propio Lorenzo Sanz lo detectó, y de la Séptima a la Octava renovó casi por completo el grupo.

Pero el aire indolente, de equipo pagado de su grandeza y dispuesto a ganar los partidos o los campeonatos por calidad y sin esfuerzo, prosiguió. Y Florentino no consiguió erradicarlo. El de Los Galácticos fue, en sus mejores momentos, un equipo deslumbrante, pero sin continuidad en el esfuerzo. Sin amor al trabajo y apretando lo justo cuando no había más remedio. Y ese abandono había ido creciendo con el tiempo, hasta la noche de Getafe. De entonces acá, el Madrid ha recuperado ese viejo valor: luchar, luchar, luchar, no abandonar el objetivo. Esta noche en Sevilla tiene otra ocasión de acreditar su recobrado espíritu.

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